jueves, 4 de julio de 2013

TRADICIONES HOLANDESAS

Escribe Dianeth Pérez
 
En el mes de junio se realizan los exámenes finales de los diferentes niveles educativos. Los padres de los que aprueban, inician el ritual holandés tan pronto como  sus hijos les dan la buena nueva: colgar la mochila del vástago junto con la bandera nacional al frente de la casa. Aquí casi todos los hogares cuentan con un asta donde izar la bandera cada celebración nacional y local, así que también se usa para anunciar a todo el mundo que el hijo o la hija han aprobado los exámenes finales.

Lo mismo pasa con los nacimientos. En las ventanas aparecen letreros con el nombre del recién nacido o anunciando el sexo del bebé. Los cumpleaños son también anunciados vía ventanas: los más llamativos son los que festejan medio siglo de vida. El anuncio en toda regla incluye poner frente a la casa un maniquí tamaño natural, vestido de hombre o mujer, (en el caso de las mujeres son llamadas “Sarah” y en el de los hombres “Abraham”) y un número 50 enorme acompañado de otro igual de grande que diga “Felicidades”… Con esto cualquiera pudiera pensar que los holandeses son extrovertidos, pero que va.


No importa que sea pequeño o grande el círculo de amigos de un holandés, hay temas que jamás se tocan con amigos o familia; léase problemas financieros o emocionales. No, eso corresponde a la más estricta intimidad. No por nada tienen fama de ser individualistas. En cambio se puede hablar con entera naturalidad sobre la vida sexual. Entonces uno piensa que son muy físicos y cariñosos, pero tampoco. 

Si una pareja camina tomada de la mano o permanece tomada de la mano, digamos en un bar o un restaurante, recibirá miradas de desaprobación o cuando menos, de extrañeza. No, eso no se usa en este país; eso es estar uno encima del otro; quitarle espacio.

Otras costumbres extrañas son tener un calendario con las fechas cumpleaños de familiares y amigos nada menos que en el wc. Su razonamiento tiene perfecta lógica: “así no lo olvidamos y podemos enviar una tarjeta de felicitación”. Esa es otra de sus manías. Nacimientos y muertes se anuncian con tarjetas hechas especialmente para la ocasión. En Navidad y los cumpleaños también se envían tarjetas, pero la verdad sea dicha, al menos la mitad de las tarjetas sólo tendrá escrito el nombre de quien la envía, no se toman la molestia de escribir unas líneas.

¿Quién los entiende? En cualquier caso yo no, pero tras casi una década, no dejan de sorprenderme.

Dianeth Pérez Arreola (México) es egresada del Máster en Comunicación Periodística, Institucional y Empresarial. Licenciada en Ciencias de la Comunicaciónpor la Universidad Autónoma de Baja California, actualmente vive y desempeña su actividad en Leiden (PaísesBajos).