lunes, 28 de enero de 2013

OBAMA, LAS ARMAS Y CENTROAMÉRICA

Escribe Deylin Gutiérrez

No sabemos si llegarán a buen puerto, pero la ofensiva contra las armas que lanzara recientemente el presidente Obama beneficiará de alguna manera a la seguridad de México y Centroamérica. Las autoridades de la región se han quejado de que la lucha contra el narcotráfico y el crimen organizado no tendría sentido mientras los Estados Unidos no pusiera de su parte en el tema. Y en eso llevaban razón.


Sostienen que no es posible que en la batalla contra la delincuencia organizada, la región ponga los muertos y que los Estados Unidos -que es el último eslabón de la cadena sangrienta- solamente hagan declaraciones de buenas intenciones para atajar el problema.

Sobre todo cuando el mismo Obama reconocía públicamente que el 90 por ciento de las armas que obtienen los criminales mexicanos -y que luego se han trasladado a Centroamérica- provienen de los Estados Unidos.

La causa de la inseguridad de la región la tienen en parte las armas. Las legales y las ilegales. Las que entran y salen sin ningún control, y que en alguna ocasión fueron introducidas por el mismo gobierno de los Estados Unidos, como es el caso Fast and Furious en el que miles de armas entraron de manera ilegal en México.

Un estudio sobre la delincuencia organizada en Centroamérica y el Caribe elaborado por la Naciones Unidas en  septiembre del 2012 refiere que el 77 por ciento de los homicidios ocurridos en la región se producen con armas de fuego y que detener el flujo de armas hacia los criminales debería ser una prioridad para las autoridades. 

La mayoría de armas que hay en la región han sido compradas legalmente en los Estados Unidos. Aunque algunas fueron traficadas, muchas de éstas son importadas con sus documentos en regla y sólo más tarde son desviadas al uso ilícito.  

En general los rifles de asalto, no son los que más se utilizan en la delincuencia urbana. Sí lo son las pistolas, por ser más fáciles de ocultar, más fáciles de usar a corta distancia y más efectivas para casi todas las tareas de los criminales.  


El informe de la ONU calcula que en Centroamérica hay unos 2.2 millones de armas de fuego registradas,  de las cuales 870 mil están en manos de las fuerzas de seguridad y 1.4 millones están registradas por civiles. Además estima que hay unos 2.8 millones de armas que no están controladas.

En Centroamérica no habría necesidad de traficar armas, si tomamos en cuenta que ya están aquí. Son en muchos casos, una herencia de la guerra de los años 80 y 90. Sin embargo, en la coyuntura actual la ubicación de esas armas y su demanda  no es la misma. 

Salvo en circunstancias excepcionales, no hay una relación directa entre las armas de fuego de alto calibre y los homicidios ocurridos en la zona. La mayoría de los crímenes se producen con armas cortas. 

En Honduras, uno de los países más violentos del mundo, el 63 por ciento de las pistolas incautadas entre 2008 y 2011 fueron las de 9mm y solamente se incautaron un 4 por ciento de los rifles de asalto. Lo que determina que el problema no son los rifles de asalto si no los revólveres.

Está por verse si esas medidas que anunció el presidente Obama van a surtir efecto en una región que se desangra todos los días por la violencia y el crimen organizado. Lo único que está claro es que no será una batalla fácil para el presidente estadounidense y que en el camino pueden pasar muchas cosas.
   
Deylin Gutiérrez Pérez (Nicaragua) es egresado del Máster en Comunicación Periodística, Institucional y Empresarial de la Universidad Complutense de Madrid (UCM). Además, es periodista y escribe sobre temas internacionales relacionados con Centroamérica y trabaja en proyectos de comunicación 2.0. Es autor del blog: tropecientaspalabras.wordpress.com 
 

jueves, 17 de enero de 2013

UNA POSICIÓN OPTIMISTA ANTE EL DEVENIR DE ESPAÑA EN 2013


Escribe José Luís Mingo
 


El año 2012 ha sido muy malo para los españoles y, lamentablemente, también ha sido muy malo para los ciudadanos de otros países europeos.




En España las cifras del desempleo son espantosas, hay miles de personas que han perdido sus hogares, los comedores de Caritas trabajan sin descanso, y en la mayor parte de las familias hay que hacer milagros para ayudar a sus miembros en paro y todo el mundo conoce a jóvenes y  personas mayores que han emigrado en busca de trabajo o se preparan para hacerlo tan pronto encuentren una oportunidad para trabajar en el extranjero.

El Gobierno de España y los de las Comunidades Autónomas han reducido sus empleados y han  rebajado sus gastos en temas tan relevantes como las ayudas a personas dependientes, la  educación o la sanidad pública.

Y quienes tienen trabajo en España, tanto en el sector público como en el sector privado  han tenido que trabajar más, incluso mucho más, para ganar menos e incluso bastante menos, que en años anteriores.

Además,  es una gran verdad que en  España, en 2012, hemos sufrido la crisis económica y, lo peor, es que hemos vivido y estamos viviendo, colectivamente el terrible mal que genera tener poca  esperanza.

Sin embargo, también es verdad que en España, los españoles, seguimos teniendo y disfrutando una muy buena sanidad pública, un sistema educativo universal de razonable calidad, magníficas infraestructuras y muchas empresas,  grandes, medianas y pequeñas,  en parte  para supervivir en la crisis, son cada vez más eficientes a pesar de las enormes dificultades del entorno nacional e internacional. Además, hay que tenerlo muy presente y gozarlo con orgullo, España sigue contando con  cientos de miles de profesionales capaces, a la altura de los mejores del mundo, que hacen cada día su trabajo y que éste es  cada vez mejor, más eficiente  y más productivo.

También es verdad que España, a pesar de la crisis, del desempleo y del desánimo colectivo, sigue siendo un sitio  para vivir que está, muy probablemente, entre los mejores que se pueden encontrar en el  mundo.

Pues bien, con la suma, bien dolorosa, de todo lo anterior, y no esperando demasiado del buen hacer de los políticos, más aún, a pesar del mal hacer de  muchos de nuestros políticos, ante el año 2013, soy optimista.

Y si soy optimista no es porque me haya puesto una venda para no ver lo que está pasando y lo malo  que va a seguir pasando en la España de 2013, sino porque tengo los ojos abiertos y veo, a través de la intensa bruma que produce el dolor y el miedo que embarga a nuestra sociedad, la realidad  positiva que tenemos ante nosotros.

Soy optimista porque estamos en camino de recuperar el camino del progreso y de la creación de empleo. Hay razones objetivas que así lo indican y enuncio tan solo tres:

Una, el sistema financiero español, aunque ha costado muy caro y habrá que pagarlo, está  saneado por completo. Dos, España tendrá, la probabilidad es altísima, en 2013, un saldo positivo en el agregado de las cuentas corrientes y de capital extranjero (no existirá la ineludible y absoluta necesidad, vivida en 2012, de recursos extranjeros  para nuestros gastos e inversiones). Y tres,  parece  cierto  que el conjunto de las Administraciones Públicas, en 2013,  tendrá un  déficit  menor que la suma del  ahorro interno  que generarán  las familias y  las empresas del sector privado, con lo que esto supone para que vuelva  a haber crédito para las empresas y las familias, que son, en realidad los únicos motores de la generación de riqueza y de  trabajo.

Y, finalmente, mi posición ante el devenir de España en 2013 es optimista porque y sobre todo, los españoles con la crisis hemos aprendido y seguimos aprendiendo, aunque no seamos todavía del todo  conscientes de ello,  que si queremos algo tenemos que conseguirlo por nosotros mismos, que nadie, ni dentro ni fuera de España, nos va a regalar nada, que si queremos algo tenemos que ganarlo. Hemos aprendido muchos y estamos aprendiendo todos que, si queremos progresar, tenemos que hacer el esfuerzo de prepararnos, de estudiar duro, de estar al día, de conocer  idiomas, de dominar tecnologías y de aunar esfuerzos, de conocer gentes en todo el mundo y, sobre todo, de recuperar la capacidad para cooperar en proyectos comunes y mantener con constancia  el espíritu de sacrificio y la ilusión de ser mejores y hacer mejores a nuestros hijos.

En resumen, por todo lo anterior y por otras muchas razones que no caben en una entrada de blog, mi posición ante el  devenir de España en año 2013, a pesar de todo, es optimista.

Nota:

Recuérdese que el año 2012 ha sido, como siempre hasta ahora, peor que espantoso para millones personas en los países  pobres de África, Asia y América,  ha sido un muy mal año para millones de ciudadanos de los países emergentes y, lamentablemente, también ha sido un muy mal año para una parte de los hombres, de las mujeres y de los niños de los países ricos del mundo.

Y, recuérdese también que en 2013, la mayor parte de los pobres del mundo seguirán, para mal, siendo  pobres sin esperanza.

José Luís Mingo Zapatero (España) es profesor del Máster en Comunicación Periodística, Institucional y Empresarial de la Universidad Complutense de Madrid. Profesionalmente es consultor de empresas.