Escribe Dianeth Pérez
La euforia naranja
aún no termina. Recién ungido –que no coronado-, Guillermo Alejandro de Holanda
cumplirá su primer acto protocolario tras la ceremonia del 30 de abril este fin
de semana. El 4 de mayo se recuerda a los caídos en la Segunda Guerra Mundial y
el rey y la reina colocarán una ofrenda floral en la plaza Dam de Amsterdam,
como lo había hecho la reina Beatriz los últimos 33 años.
El pueblo holandés
todavía saborea los ecos del 30 de abril. Cerca de 200 mil personas se
trasladaron desde distintos puntos de la geografía nacional hasta Amsterdam
para ser testigos de la abdicación de Beatriz y la ascensión al trono de su
primogénito, Guillermo Alejandro y su esposa, Máxima.
Los miembros de la
familia real caminaron entre la gente, navegaron en los canales de la ciudad y
escucharon la canción especial dedicada al nuevo rey e interpretada por los más
grandes artistas holandeses. Los corresponsales ingleses destacaron la cercanía
de la familia real con su pueblo, mientras otros periodistas no podía dejar de
comentar la larguísima espera del aspirante al trono británico, Carlos de
Inglaterra.
Hubo una pequeña
protesta de los anti-monárquicos –la policía calculó unos 100 asistentes-, que
se apagó rápidamente por la marea naranja.
Aquí el 30 de abril, hasta el año pasado, el Día de la Reina, es la
madre de todas las fiestas. Ese día la gente se viste de naranja, se permite
tomar alcohol en la vía pública, vender toda clase de artículos en la calle sin
que sea necesario algún permiso especial y todo es alegría. Por este motivo se
justifica la monarquía, pues nadie quiere que desaparezca la fiesta del 30 de
abril.
Gracias a la
discreción y buen hacer, la familia real holandesa goza de una excelente
reputación y cuenta con el respaldo de la inmensa mayoría de la gente. También
gracias a que Guillermo Alejandro nació un 27 de abril, la fiesta nacional
seguirá intacta, sólo se recorrerá tres días.
Los nuevos monarcas
se han ganado el cariño de su pueblo por salirse del protocolo de vez en
cuando. Guillermo Alejandro participó en 1986 en el maratón de patinaje de 200
kilómetros con un nombre falso, y en la meta lo esperaban sus orgullosos
padres.
Máxima, por su parte,
nadó en los canales de Amsterdam el 9 de septiembre del 2012 para reunir fondos
para investigar sobre la enfermedad Esclerosis Lateral Amiotrófica. Son una
pareja muy querida por el pueblo holandés y todos están seguros que cumplirán
con creces las expectativas.
Dianeth
Pérez Arreola (México) es egresada del Máster en Comunicación
Periodística, Institucional y Empresarial. Licenciada en Ciencias de la
Comunicaciónpor la Universidad Autónoma de Baja California, actualmente
vive y desempeña su actividad en Leiden (PaísesBajos).