martes, 14 de abril de 2015

AQUÍ NO PASA NADA


Escribe Dianeth Pérez

Un grupo de sicarios que opera en la Sierra Tarahumara subió un video donde se nota la capacidad de recursos humanos y materiales con que cuenta, antes de un enfrentamiento entre los cárteles de Sinaloa y Juárez. Nadie los ve, nadie los molesta.

La revista Proceso publica un reportaje donde descubren que el Secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, emulando a su patrón el presidente, tiene también valiosas propiedades a nombre de su esposa, obtenidas también gracias a un contratista beneficiado en su época de gobernador en el estado de Hidalgo. El funcionario lo desmiente, la revista publica el contrato de compra-venta. Igual que Enrique Peña Nieto y el Secretario de Finanzas, Luis Videgaray, Osorio Chong no presenta su renuncia ante el evidente conflicto de intereses. 

La Comisión Mexicana de Defensa y Promoción de Derechos Humanos, indica que hay más de 4 mil casos de tortura en los últimos ocho años. Mientras sigue el cruce de acusaciones entre el gobierno mexicano y el relator de la ONU por la palabra “generalizada”, nada se hace para acabar con la tortura.

Según datos del Senado de la República, cada hora desaparecen de tres a cuatro niños en México. Son víctimas de explotación sexual, venta y tráfico de órganos. No hay una estrategia para acabar con el robo de infantes; el desinterés y la ineficacia de las autoridades solo han hecho crecer el problema.

Seis mujeres mueren cada día en México de forma violenta. Guerrero, Chihuahua y el Estado de México concentran el 35 por ciento de los casos. Poco o nada se hace para tipificar el delito como feminicidio y para llevar a los culpables a la cárcel. 

Si hablamos de Baja California, Tijuana es el segundo municipio con la mayor cantidad de mujeres asesinadas en el país, con 405 casos en los últimos siete años; solo por debajo de Ciudad Juárez, con mil 42 víctimas. Tijuana también destaca en robo de niños.

En San Quintín los jornaleros agrícolas se cansaron de las condiciones inhumanas en las que habitan y trabajan; situación que ya había sido denunciada por diversos medios de comunicación y las autoridades prefirieron voltear a otro lado.

El gobernador Kiko Vega se hace también su “casa blanca” y el alcalde de Mexicali beneficia a su amasia con sueldo y pensión envidiables en el ayuntamiento.

En cualquier país civilizado cualquiera de estos casos pondría al gobierno en una posición muy incómoda, forzándolo a implementar una estrategia y a obtener resultados como condición de permanecer en el poder, pero no en México. No hemos aprendido a ser una sociedad crítica, exigente, informada, con memoria.

Ahora no solo la violencia mexicana llega a las páginas de medios internacionales, también la lujosa vida de los “mirreyes” mexicanos se ha convertido en noticia en Europa. La generación de juniors que carecen de sensibilidad social y de escrúpulos; los que conseguirán dinero y poder por ser “hijo de”; los que tienen “palancas”; los que empiezan a aparecer en las boletas electorales y tomarán las riendas del país si no despertamos.


Dianeth Pérez Arreola (México) es egresada del Máster en Comunicación Periodística de la Universidad Complutense de Madrid. Colabora en varios proyectos periodísticos y vive en los Países Bajos desde 2003.  

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